Cuidar la salud mental es prioridad para preservar la estabilidad emocional de la población. En los hombres se encuentra envuelta por un manto de silencio y malos entendidos.
Estereotipos, presiones sociales y desconocimiento de síntomas atípicos, contribuyen a la crisis silenciosa que afecta más de lo que se cree. El principal obstáculo es el estigma social. Admitir sentir ansiedad o angustia es señal de debilidad y esta percepción errónea hace a muchos hombres sufrir en silencio. En lugar de tristeza, la angustia masculina puede manifestarse como irritabilidad y agresión, explosiones de ira o comportamientos confrontacionales. Aislamiento social de amigos y familiares o perder interés en actividades que le eran gratificantes.
Abuso de alcohol, drogas u otras adicciones, como forma de afrontar la ansiedad. Comportamientos de riesgo, perfeccionismo excesivo, actuación laboral compulsiva, al canalizar la angustia con obsesión de control o rendimiento.
Es esencial educar a los hombres, familiares y entorno en general, sobre manifestaciones atípicas como síntomas de depresión o ansiedad y ayudar a comprender que ciertos comportamientos van más allá de rasgos de personalidad, que son síntomas de un problema mental que se debe atender y puede ser tratado, ofreciendo herramientas para manejar el estrés constructivamente.
Abordar la salud mental masculina requiere enfoque multifacético, propiciando un entorno donde la vulnerabilidad masculina se vea como fortaleza, y no debilidad.