Encuentran una misteriosa barrera en los océanos que este escurridizo animal es incapaz de sortear

Encuentran una misteriosa barrera en los océanos que este escurridizo animal es incapaz de sortear

Las profundidades del océano Ártico, un reino de oscuridad y temperaturas gélidas, guardan aún muchos secretos. Explorar estas vastas extensiones sigue siendo un desafío considerable, pero la investigación científica con tecnología avanzada continúa arrojando luz sobre fenómenos únicos.

Un estudio reciente se ha centrado en la `Botrynema brucei ellinorae`, una medusa que presenta dos formas morfológicas distintas: algunas con una protuberancia en su campana, otras lisas. La coexistencia de ambas variedades en la misma especie ha generado un notable interés.

Aunque conocemos a las medusas por sus picaduras en verano, son animales mucho más interesantes y que ofrecen una información radical sobre el estado de los océanos.

Una barrera invisible a mil metros de profundidad

Un nuevo estudio ha revelado una distribución de estas medusas que ha llamado la atención, especialmente a 47 grados norte. Los ejemplares sin protuberancia nunca se han localizado al sur de la Corriente del Atlántico Norte, según apuntan desde Sciencealert. Javier Montenegro, biólogo marino de la Universidad de Australia Occidental, explicó que ambos tipos coexisten en las regiones árticas y subárticas.

La vida a más de 1.000 metros de profundidad añade complejidad. A estas cotas, la presión es aplastante y la ausencia de luz total, dificultando la observación directa y recolección de datos.

Para la investigación, Montenegro y su equipo realizaron una exhaustiva prospección. Esto incluyó la recolección de ejemplares mediante buques y el empleo de vehículos submarinos remotos. También se revisaron observaciones históricas y registros fotográficos.

El análisis genético aportó un dato relevante: pese a sus diferencias morfológicas, las medusas con y sin protuberancia pertenecen a la misma línea genética. Este hecho contrasta con su patrón de distribución; las medusas con protuberancia se encuentran globalmente, mientras las lisas se limitan al norte de los 47 grados.

Hipótesis sobre este límite biogeográfico

Este fenómeno recuerda a otras «líneas faunísticas» conocidas, como la Línea de Wallace. Estas fronteras biogeográficas, aunque invisibles, pueden estar determinadas por diferencias ambientales, corrientes oceánicas o barreras físicas.

La dificultad para identificar estas líneas en el vasto océano profundo es notable. Las condiciones extremas, con presiones considerables y temperaturas bajo cero, limitan la exploración humana directa, haciendo que el estudio dependa de la tecnología remota.

Montenegro señaló que las diferencias en la forma, pese a las fuertes similitudes genéticas, sugieren la existencia de una barrera en el Atlántico. Esta podría confinar a las medusas sin protuberancia al norte, permitiendo el paso de las que sí la tienen hacia el sur. Además, estos animales, son mucho más inteligentes de lo que pensamos, por lo que suelen ser un fenómeno de estudio como mínimo interesante.

Una hipótesis plantea que la protuberancia podría conferir una ventaja selectiva contra depredadores fuera de las regiones árticas. Investigaciones previas describen la Corriente del Atlántico Norte como un «ecotono de transición», sugiriendo una línea divisoria en las condiciones ambientales.

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