Desde hace décadas, la contaminación provocada por la actividad humana ha alterado profundamente los ciclos naturales del clima, poniendo en peligro la regularidad y existencia misma de las estaciones del año tal como las conocemos hoy en día. Por imposible que parezca, este escenario cada vez se acerca más a la realidad y en algunas zonas concretas ya está sucediendo. Las consecuencias que se auguran podrían ser fatales.
La progresiva desaparición del ritmo estacional es una señal clara de que el planeta está perdiendo su equilibrio climático. Según estiman los científicos, si no se toman medidas urgentes, podríamos enfrentar un futuro en el que las estaciones se conviertan en, tan solo, un recuerdo del pasado. La ventana del cambio todavía queda entreabierta pero, con motivo de las políticas erróneas que han seguido imponiendo los gobiernos durante años, del futuro cabe esperar un fuerte portazo en este sentido.
Pese a los avances tecnológicos y del creciente conocimiento sobre la crisis climática, además de la concienciación que se propaga en los centros educativos, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando en muchos países, especialmente aquellos con economías emergentes o sin regulaciones ambientales estrictas. Aunque en realidad, los antagonistas de esta historia también son las grandes empresas que, aún mostrando un carácter favorable con estas políticas, en la práctica son los principales entes contaminadores. En este contexto, uno de los últimos estudios publicados expone el por qué de estas nuevas estaciones, que serían de carácter antropogénico.
Las nuevas estaciones del año: neblina y basura
Actualmente, varios territorios sufren estas dos temporadas una vez al año. Del mismo modo que sucede con las estaciones naturales. Sin embargo, la proliferación de estos periodos apuntan a unas estaciones arrítmicas, pudiendo incrementar su aparición en el futuro y entorpeciendo el ciclo natural de las épocas anuales. En pocas palabras, estas nuevas estaciones artificiales podrían retrasar la llegada de verano o el inicio del invierno. Esta modificación inusual podría causar terribles consecuencias para sectores como la agricultura y la ganadería que, al fin y al cabo, repercuten sobre toda la población.
En varios zonas del norte y sudeste asiático sucede lo que se conoce como «temporada de neblina» durante las semanas que se produce la quema generalizada de árboles para despejar los bosques. Este acontecimiento llena el cielo de una humareda constante que altera el ambiente. Por otro lado, en zonas de Indonesia, como Bali, cuentan en el calendario con la «estación de la basura». A lo largo de este periodo las playas se llenan de plásticos que baja la marea de las aguas profundas. Se estima que entre ocho y doce millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año al ser arrojadas a conciencia.
La variación de los periodos temporales habituales
Una investigación ha indagado en este tema explicando y poniendo nombre a todos los fenómenos paranormales que han surgido fruto del devenir climático:
- Estaciones extintas: hacen referencia a aquellos periodos temporales que sucedían en un espacio de tiempo determinado y ya solo son parte de la historia del pasado. Un claro ejemplo reside en la pérdida de la temporada de gaviota tridáctila en la costa noreste de Inglaterra, tal y como asegura el artículo.
- Estaciones arrítmicas: conciernen a los ya mencionados retrasos de los periodos naturales. Como el alargamiento de los veranos en zonas con una historia más fría de lo habitual o viceversa.
- Estaciones sincopadas: temporadas donde se intensifica el efecto climático, veranos más cálidos e inviernos más suaves, aunque también atañe a las temporadas de incendios, que durante los últimos años han acaparado una mayor atención en los telediarios.