A más tiempo frente a una pantalla, mayor el riesgo cardiovascular en adolescentes

A más tiempo frente a una pantalla, mayor el riesgo cardiovascular en adolescentes

De acuerdo con el informe de Educación del Futuro 2025, el tiempo promedio de los adolescentes frente a la pantalla en España es de 6,2 horas diarias. Si tenemos en cuenta que más del 90% de los jóvenes tienen dispositivos móviles, se trata de un problema que afecta a la gran mayoría de los jóvenes. Si a eso le sumamos que el 58% de los padres considera que el tiempo que pasan sus hijos frente a una pantalla no es un problema serio, la realidad resulta muy difícil de ver. Y sus consecuencias.

De acuerdo con un reciente estudio, publicado en Journal of the American Heart Association, a más tiempo frente a dispositivos electrónicos o viendo televisión, mayor riesgo de enfermedades cardiometabólicas en adolescentes, como hipertensión, colesterol alto y resistencia a la insulina, según datos de más de 1000 participantes en un estudio realizado en Dinamarca.

La relación entre el tiempo frente a pantallas y los riesgos cardiometabólicos fue más fuerte entre los jóvenes que dormían menos horas, lo que sugiere que el uso de pantallas puede perjudicar la salud al “robar” tiempo al sueño, según los autores, liderados por David Horner.

Los autores señalan que los hallazgos subrayan la importancia de abordar los hábitos de uso de pantallas entre los jóvenes como una posible forma de proteger su salud cardíaca y metabólica a largo plazo.

Una declaración científica de 2023 de la Asociación Americana del Corazón señaló que “el riesgo cardiometabólico aumenta a edades cada vez más tempranas”, y solo el 29 % de los jóvenes e de 2 a 19 años presentaba una salud cardiometabólica favorable, según datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de 2013-2018.

“Limitar el tiempo de pantalla discrecional en la infancia y la adolescencia puede proteger la salud cardíaca y metabólica a largo plazo – explica Horner en un comunicado -. Nuestro estudio proporciona evidencia de que esta conexión comienza temprano y destaca la importancia de tener rutinas diarias equilibradas”.

Utilizando datos de un grupo de niños de 10 años estudiados en 2010 y un grupo de jóvenes de 18 años en 2000, que formaron parte de las cohortes de los Estudios Prospectivos de Copenhague sobre el Asma en la Infancia, los investigadores examinaron la relación entre el tiempo de pantalla y los factores de riesgo cardiometabólico. El tiempo de pantalla incluía el tiempo dedicado a ver televisión, películas, jugar videojuegos o usar teléfonos, tabletas u ordenadores con fines recreativos.

El equipo de Horner desarrolló una puntuación compuesta basada en un conjunto de componentes del síndrome metabólico (perímetro de cintura, presión arterial, lipoproteínas de alta densidad o colesterol HDL «bueno», triglicéridos y niveles de azúcar en sangre) y ajustada por sexo y edad. La puntuación cardiometabólica reflejó el riesgo general del participante en relación con el promedio del grupo de estudio (medido en desviaciones estándar): 0 significa riesgo promedio y 1 significa una desviación estándar por encima del promedio.

El análisis reveló que cada hora adicional frente a una pantalla aumentaba la puntuación cardiometabólica en aproximadamente 0,08 desviaciones estándar en los niños de 10 años y 0,13 desviaciones estándar en los de 18 años.

“Esto significa que un niño con tres horas adicionales frente a una pantalla al día tendría un riesgo aproximadamente entre un cuarto y la mitad de una desviación estándar mayor que sus compañeros – añade Horner -. Es un pequeño cambio por hora, pero cuando el tiempo frente a una pantalla se acumula a tres, cinco o incluso seis horas al día, como observamos en muchos adolescentes, el riesgo se acumula”.

Si multiplicamos esto por toda la población infantil, observamos un cambio significativo en el riesgo cardiometabólico temprano que podría extenderse a la edad adulta.

El análisis también reveló que tanto la duración como el horario del sueño afectaron la relación entre el tiempo frente a pantallas y el riesgo cardiometabólico. Tanto dormir menos como acostarse más tarde intensificaron la relación entre el tiempo frente a pantallas y el riesgo cardiometabólico. Los niños y adolescentes que durmieron menos mostraron un riesgo significativamente mayor asociado con la misma cantidad de tiempo frente a pantallas.

“En la infancia, la duración del sueño no solo moderó esta relación, sino que también la explicó parcialmente: alrededor del 12% de la asociación entre el tiempo frente a pantallas y el riesgo cardiometabólico se debió a una menor duración del sueño – concluye Horner -. Estos hallazgos sugieren que la falta de sueño no solo puede magnificar el impacto del tiempo frente a pantallas, sino que podría ser una vía clave que vincule los hábitos frente a pantallas con cambios metabólicos tempranos”.

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