El archipiélago de Tuvalu, situado en el corazón del Océano Pacífico, ha puesto en marcha un plan de emergencia que contempla la evacuación total de sus más de once mil habitantes. Esta medida, de relevancia histórica, responde al inexorable ascenso del nivel del mar, una consecuencia directa del cambio climático que amenaza con engullir por completo este país de escasa elevación.
La situación de Tuvalu, el país menos visitado a nivel turístico, subraya la dramática realidad que enfrentan algunas de las naciones más vulnerables del planeta. Ante la inviabilidad de futuro en su propio territorio, el Gobierno tuvaluano ha sellado un acuerdo con Australia para facilitar la reubicación progresiva de sus ciudadanos, buscando una salida digna a un problema de escala existencial.
Este pacto, firmado en el año 2023, establece un programa de visados climáticos que permite la migración de un grupo anual de residentes a territorio australiano. La urgencia de la situación se ha visto refrendada por el considerable interés mostrado por la población, poniendo de manifiesto la magnitud de la crisis humanitaria que se cierne sobre la nación insular.
El programa de reubicación y su alcance
El acuerdo entre Tuvalu y Australia contempla la acogida de doscientos ochenta residentes al año a través de este novedoso programa de visados. Para gestionar el flujo de solicitantes, el sistema se basa en una lotería, buscando una distribución equitativa de las oportunidades de migración. La Embajada de Australia en Tuvalu ha confirmado el notable interés en este proceso, tal como se recoge en Wired.
En una reciente comunicación, la Alta Comisión de Australia en Tuvalu hizo público que se han registrado ocho mil setecientas cincuenta solicitudes, incluyendo a los miembros de las familias de los solicitantes principales. Esta cifra evidencia que la demanda ha superado con creces las plazas disponibles para cada sorteo anual, lo que intensifica la necesidad de acelerar la reubicación.
Expertos en migración, como Jane McAdam, investigadora de la UNSW Sídney, han señalado que, si se combinan estos visados con otras vías de migración a Australia y Nueva Zelanda disponibles para los isleños del Pacífico, casi un cuatro por ciento de la población tuvaluana podría emigrar cada año. Esto implicaría que, en el plazo de una década, cerca del cuarenta por ciento de los habitantes podría haberse trasladado de su país de origen.
La amenaza inminente y la respuesta global
La vulnerabilidad de Tuvalu reside en su baja elevación, ya que el país se encuentra en promedio a apenas dos metros sobre el nivel del mar. Esta característica geográfica hace que el ascenso de las mareas sea especialmente devastador, y la situación se agrava con el aumento de la frecuencia e intensidad de las tormentas, fenómenos que se ven potenciados por el incremento de las temperaturas globales.
Ante la inminente pérdida de su territorio, Tuvalu ha emprendido iniciativas para salvaguardar su legado cultural. Una de las acciones más innovadoras ha sido el intento de escanear sus islas en formato tridimensional, con el objetivo de preservar digitalmente su patrimonio en caso de que este sea finalmente engullido por las aguas.
El caso de Tuvalu no es aislado, pues numerosas naciones costeras y pequeñas islas se enfrentan a un desafío similar. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el aumento de las inundaciones costeras podría poner en riesgo a más de setenta millones de personas a nivel mundial. Para el año 2050, se estima que cientos de ciudades densamente pobladas afrontarán un riesgo sustancialmente mayor de inundaciones.
La comunidad internacional es consciente del impacto global de esta crisis. Las Naciones Unidas cifran en mil millones de personas el número de individuos ya afectados por el ascenso del nivel del mar. En este contexto, el primer ministro de Tuvalu, Feleti Teo, afirmó en un discurso ante el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU el pasado septiembre: «La amenaza existencial que afrontamos no es de nuestra autoría, pero nos transformará».