Una pérdida de conocimiento repentina es una situación de primeros auxilios que desencadena la alarma en cualquier lugar.
Afortunadamente, en muchos casos, este breve episodio no es grave, y la persona recupera rápidamente la conciencia debido a que el cuerpo, al caer, logra que la sangre regrese al cerebro.
Entender las acciones inmediatas, lo que nunca se debe hacer y cómo ayudar a prevenir estos episodios puede marcar la diferencia entre un susto y una emergencia mayor.
Una pérdida de conocimiento repentina es una situación de primeros auxilios que desencadena la alarma en cualquier lugar.
Afortunadamente, en muchos casos, este breve episodio no es grave, y la persona recupera rápidamente la conciencia debido a que el cuerpo, al caer, logra que la sangre regrese al cerebro.
Entender las acciones inmediatas, lo que nunca se debe hacer y cómo ayudar a prevenir estos episodios puede marcar la diferencia entre un susto y una emergencia mayor.
Estos son algunos consejos de MedlinePlus y la Cruz Roja para saber qué hacer si alguien pierde el conocimiento:
- Acostar a la persona boca arriba y levantar sus pies: Se recomienda elevar los pies unos 30 centímetros (12 pulgadas) para ayudar a que la sangre fluya hacia el cerebro.
- Aflojar la ropa ajustada: Especialmente la ropa alrededor del cuello, para facilitar la respiración.
- Revisar la respiración: Si no responde y no está respirando, se debe iniciar de inmediato la Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
- Mantener la temperatura corporal: Asegurarse de que la persona no se enfríe ni se sobrecaliente.
- Girar si hay sospecha de lesión espinal: Si se sospecha una lesión de columna, dejar a la persona donde está; si vomita, girar todo el cuerpo a la vez para evitar movimientos bruscos en el cuello y la espalda.
Además de estas recomendaciones, hay ciertas acciones que se deben evitar:
- No dar alimentos ni bebidas: Esto es peligroso si la persona está inconsciente.
- Nunca colocar una almohada bajo la cabeza: Esto puede alterar la alineación de las vías respiratorias.
- No intentar revivirla con palmadas o agua: Dar palmadas o echar agua en la cara no son métodos efectivos de reanimación.
- Continuar la revisión y tranquilizar: Se debe seguir vigilando a la persona para determinar si necesita atención adicional y ofrecerle tranquilidad.
- Llamar a emergencias (911): Si los síntomas no mejoran en 1 a 2 minutos, empeoran (con convulsiones) o se repiten, es necesario llamar a emergencias.
- Colocar en posición de recuperación: Si la persona está respirando, pero no responde y no presenta lesiones, colocarla en posición de recuperación.
- Ofrecer algo dulce (solo si está consciente y por una baja de azúcar): Si el desmayo fue causado por niveles bajos de azúcar, se le puede dar algo dulce para comer o beber, pero únicamente cuando haya recobrado el conocimiento.
¿Cómo prevenir desmayos?
El desmayo es a menudo prevenible a través de ajustes sencillos en el estilo de vida y acciones inmediatas cuando se perciben los primeros síntomas.
Así se pueden evitar los desmayos, de acuerdo con MedlinePlus:
- Mantenerse hidratado: Tomar suficientes líquidos, especialmente cuando hace calor. La deshidratación es una causa común de desmayos.
- Evitar situaciones en las que el nivel de azúcar en la sangre baje demasiado.
- Evitar la inmovilidad prolongada: Si se es propenso a desmayarse, evitar permanecer de pie sin moverse durante mucho tiempo.
- Usar identificación médica: Si se padece una condición médica (como diabetes), llevar siempre consigo una identificación o brazalete de alerta médica.
Si se siente que se está a punto de desmayar:
- Acostarse boca arriba o sentarse con la cabeza inclinada hacia adelante entre las rodillas.
- Cruzar las piernas o contraer fuertemente los músculos de las piernas para ayudar a forzar el retorno de la sangre al cerebro.
Estar preparado ante un desmayo no requiere ser un profesional médico, sino un ciudadano atento con conocimientos básicos de primeros auxilios.
Recordar estos pasos sencillos y, sobre todo, saber cuándo solicitar ayuda de emergencia, garantiza que, aunque se trate de un episodio breve, la persona reciba la atención correcta y oportuna.